miércoles, 1 de junio de 2011

La limusina naranja



Suelo utilizarlo, cuando voy al Centro, por el endemoniado  tráfico;  de plano es una locura quien en medio de su  osadía  se atreve  a utilizar   auto  para  ir  al zócalo  de  la Ciudad de México

Lo abordan a diario  cinco millones de almas, según estadísticas, aproximadamente un cuarto de  la población de esta apabullante  ciudad. 

Es la limusina naranja  de muchos, el subterráneo  que  economiza  millones de minutos, por sòlo tres pesos.

  Es odiado  por  muchísimos  y bendecido  por  otros.

Es el reflejo de nuestra ciudad,  la realidad  así de concreta.

Uno de los medios de transporte  más prácticos y a  la vez poco  agradables... gente  que cabecea   por  el cansancio y que sin querer  puede  recargarse  en el  hombro  del   pasajero de  al lado,  pedigüeños,  cantantes, ciegos, con extremidades mutiladas, vendedores de discos piratasy dulces  quizá pasados...  las insufribles horas  pico...  nuestra realidad tajante.

Y  qué  mejor  que   el querido  Monsi, para  analizar  la realidad   a nuestro  amado  y  odiado  METRO.