domingo, 30 de agosto de 2009

EL SILENCIO

Son las palabras que se quedan atrapadas, que están asustadas nomás de pensar en atreverse... para una sola respuesta : un sí o un no para siempre.


¿Porqué nunca es el momento, porqué a fuerza de esperar tiene que ser todo?
¿De verdad no lo merezco, de verdad no puedo dar un paso más?

Ya no quiero recoger los trozos de una pieza antigua, sólo quiero atreverme sin miedo a la respuesta.

miércoles, 26 de agosto de 2009

ADIVINANZA

NO LO SÉ , QUIZA DE VERDAD, SÓLO YO ME ILUSIONÉ, A VECES NO ENTIENDO NADA.

domingo, 23 de agosto de 2009

Otro fragmentito de la tía Lala

Les dejo este fragmentito de la tía Lala, está cortito, regalen su opinión...

Lo encontró desayunando en el café Tacuba, junto con su secretario Benancio Flores, estaban distraídos, ambos parecían cansados y concentrados sólo en devorarse cada uno, su orden de chilaquiles verdes.

Hacía mucho que Lala no veía a Sergio Mérida, estaba un poco más delgado, cuando lo descubrió sin que se diera cuenta.

Iba a cambiar de opinión y decidirse por tomar un café en cualquier otro sitio, cuando de repente escuchó la voz de Sergio llamándola, mientras ella giraba el rostro y esbozaba una especie de sonrisa forzada.

- ¿No me digas, que te marchabas sin siquiera saludarnos?- dijo Mérida mientras le sonreía y la miraba directo a los ojos.

Ella no pudo hacer otra cosa más que guardar silencio y sentarse junto a los dos, mientras Benancio disimulaba su disgusto, inventando una cita pendiente de la que no se había acordado.

Luego se despedía de ambos y se dirigía con pasos apresurados hacía la salida.

Bueno, al menos la incomodidad es menos, pensó ella cuando vio la figura larguirucha de Flores abrir la puerta del café para marcharse.

Y de nuevo se encontraban ahí los dos como antes, cada uno con una taza de café enfrente, pero esta vez no había mucho que platicar, mientras el político pedía más pan de dulce.

- ¿Qué no vas a desayunar?- dijo Mérida para terminar con el silencio en la mesa.

Cuando ella mecánicamente tomaba café como si le hubiesen dado una orden y otra vez su mirada tropezaba sin querer con el anillo liso y dorado del senador.

Y es que Lala hubiese querido todo, menos volverlo a hallar, y estando frente a él, aquella imagen lejana de los dos en la iglesia, la recordaba más viva que nunca y un escalofrío en la espalda la hizo querer levantarse, pero un algo de curiosidad y de incertidumbre, le provocó permanecer sentada.

No existió una conversación amena en aquel desayuno, donde Lala nada más tomó café negro, mientras miraba la hora de su reloj .Permaneció callada, observando a Mérida : su tranquilidad y la seguridad de cada uno de sus movimientos y de nuevo otra vez la sonrisa engañosa del político.

Con este, cualquier mujer se podría sentir protegida, pensó.

Después Mérida liquidó la cuenta y ambos salieron del café; a ella le faltó el valor de decir adiós, nos vemos, fue un gusto.

Caminaron despacio por la calle Motolínia, mientras mucha gente se dirigía apresurada hacia su trabajo, a los comercios u oficinas.

Y luego otra vez aquel silencio entre los dos tan difícil de sobrellevar que Lala rompió con el pretexto de su coche estacionado por la Alameda Central, mientras agitaba las llaves.

- ¿Me acompañas?

La pregunta en el aíre para alargar el tiempo, el semblante tranquilo de él respondiendo que sí.

Los dos caminando rumbo a la Alameda, sin mucho que decir, cada uno muy atento a lo que hiciera o dijera el otro.

Y ya estando frente a su Ford, ningún pretexto más que inventar, un abrazo largo como despedida y otra vez el recuerdo y la sensación exacta de la tarde lluviosa.

Mejor cerca que lejos, pensó.

- No te vayas- dijo Lala sin arrepentirse, cuando aquellas palabras se le habían escapado, dejándola descansar.

Luego, el semblante sereno de Sergio mientras se hacía consciente que él podría aguardar, sin comprometerse como ella.

Mejor ahora que nunca- se dijo para si y sonrió, mientras que la palabra peligro se desvanecía cuando otra vez lo tuvo muy cerca como en aquella ocasión en la iglesia.

martes, 11 de agosto de 2009

Recuerdos sobre mis clases de Dirección Escénica


Estaba acordándome del profesor Israel, de mis años mozos en la preparatoria.
Creo que es a uno de los maestros que recuerdo con cariño.

Daba clases de Dirección Escénica y era mucho más joven que la mayoría de los otros profesores, apenas tenía veinticinco años, me imagino que por eso hizo buena mancuerna con nosotros.

En realidad, creo que todas, estábamos enamoradas de él o por lo menos nadie podía perderse su clase en el saloncito de Teatro del Cedart, que en ese tiempo quedaba en la colonia Roma.

“Lástima hoy no vivo el profesor Israel” recuerdo que dijo una de mis compañeras de clase.

Y es que ni siquiera era guapo… no tenía gran estatura y su nariz era demasiado aguileña, sin embargo tenía cierto toque interesante en su voz y tenía los ojos miel, pero aparte era muy culto ( o bueno, a nuestra edad, nos podía marear fácilmente, pero no, tampoco era un charlatán).

Era nuestro último año ahí, en donde la mayoría se sentía especial y soñaba con ser actor o músico… Él entró en ese año de nuestra estancia en aquella casona adaptada a preparatoria de arte.

Al principio, trató de hacerse pasar por un profesor estricto, pero conforme transcurrieron los meses, se fue encariñando de nosotros y nosotros de él y como también daba clases en el Centro Nacional de las Artes, en una que otra ocasión nos consiguió boletos gratis para unas obras de Teatro.

Recuerdo que en una ocasión me tocó estar sentada junto a su butaca en una obra de Teatro, platicamos largo y tendido sobre la escritura y el oficio de escribir.

Luego salí de la prepa, no supe mucho de él... hasta hace un año, me enteré que estaba actuando en una puesta en escena en el Centro Cultural Helénico, por alguna u otra razón no pude ir.

No lo sé, creo que igual y cambiaría mi percepción y mi manera de ver las cosas , si me lo volviera a topar... pero en aquel entonces fue un buen maestro.

sábado, 8 de agosto de 2009

Melancolía.


Existen ocasiones en que uno amanece con el corazón raspado, en que todo se te junta y tienes unos deseos infinitos de llorar por una tarde entera y no existe algo lo suficientemente fuerte para sonreír entre el llanto.
Pero también existen otras circunstancias, que te hacen muy feliz a pesar de su simpleza. Yo estoy buscando esa naturalidad entre los hechos y la melancolía que me invadió por lo menos en este día.

jueves, 6 de agosto de 2009

Un jeep clásico


Hoy cumplo años… y como el año anterior pediré tres deseos. Aunque esta vez serán más reales, menos soñadores y más sencillos…ja

El primero es ser más osada y no quedarme en el si hubiera hecho, si hubiera dicho , si me hubiera atrevido. Esta vez a ver como le hago pero ya no me voy a quedar en las ensoñaciones, ni en los ideales, a partir de ahora con todo y los riesgos le entraré a la acción.

Y bueno, los otros regalos…. El segundo es un novio, inteligente, guapo, trabajador, buen conversador, atento, si alguien conoce a alguno no dude en avisarme, jajajaj ( bueno en realidad creo que ya lo encontré, o estoy a punto de encontrarlo)jajajajaja

El tercero tiene que ver con el auto de mis sueños… un jeep clásico, con sus automáticos altos, para ir y venir como la reinita que soy, así que ya saben si se animan a regalármelo, jiji.

Y bueno haciendo un recuento de los logros en este año he concretado una meta importante para mí , pero me hacen falta dos… ya fuera de broma, creo que lo que necesito es un super trabajo con un buen sueldo y un jefe sino buena onda si justo y no todo loco y el otro regalo , bueno el otro algunos ya lo saben.