lunes, 21 de septiembre de 2009

Decirlo es lo más sano

No es bonito que puedas romperte el corazón... pero está bien en vez de hacerme tantas conjeturas hablaré...



(No le hagan mucho caso a los actores y a la pelí que es muy comercial, sino a la letra y a la música, está tierna y como anillo al dedo)

jueves, 10 de septiembre de 2009

Ya no me sirve de nada hablarte e inventar cualquier pretexto para conversar contigo.

De verdad que no es tu culpa, no lo provocaste… pero ahí está toda esta inquietud que se fue enraizando y ahora se atreve a decirme que soy una cobarde porque ya no es suficiente lo cotidiano entre tú y yo.

Ojalá pudiera explicarle los cientos de razones para no atreverme, para no decirte que necesito platicar contigo por horas en un café para conocerte de verdad.

Pero ahí están mis miedos y mi corazón raspado y de las veces que he intentado que las palabras salgan para un sí o un no, se quedan atrapadas, escondidas, rezagadas dispuestas por su voluntad a no atreverse.

Lo cierto, es que ya no me sirven mis métodos…el nervio y la emoción, se me escapan en el momento en el que termino de hablar contigo porque si soy honesta, en este juego me estoy quedando sola y ya no quiero soñar.

¿Cómo se le hace para atreverse sin importar la respuesta? Sería más sano y más limpio dar un paso más, sin falsear…

Y sin embargo estoy ahí, deteniendo el momento, postergando una respuesta que sólo tú tienes y que en ocasiones quisiera conocer y en otras muchos, no deseo siquiera adivinar.





Simplemente no sé quien gane más en esto… mis razones y los miedos o todo este impulso que en ocasiones es mucho más fuerte que yo, para marcarte por teléfono y de una vez por todas acordar algo más que una simple llamada por el auricular.

Sin embargo, a la única conclusión que llego es que razón y el corazón, jamás podrán ir a la par, ni concordar en una decisión cuyo objetivo es un sí o un no para siempre.