sábado, 8 de agosto de 2009

Melancolía.


Existen ocasiones en que uno amanece con el corazón raspado, en que todo se te junta y tienes unos deseos infinitos de llorar por una tarde entera y no existe algo lo suficientemente fuerte para sonreír entre el llanto.
Pero también existen otras circunstancias, que te hacen muy feliz a pesar de su simpleza. Yo estoy buscando esa naturalidad entre los hechos y la melancolía que me invadió por lo menos en este día.