viernes, 1 de agosto de 2008

UNA HISTORIA


La encontré dentro de un sobre manila destinado a tirarse.
Evité corregir la historia y puedo advertir que tiene algunos errores en cuanto a técnica, pero quiero que se quede así, intacta.
Hace ya algún tiempo cuando terminé este cuento, alguien me cuestionó sobre uno de los personajes centrales. Su pregunta fue tan directa y sin salida para una respuesta evasiva, que simplemente fue mejor guardar silencio.
Ahora que ha pasado el tiempo, siendo un poco más objetiva, puedo explicar que Carlos Alatriste, es un personaje que bordé con todo aquello que mis ideas me dieron para diseñarlo y que quizá inconscientemente tenga los rasgos de un bandido extraviado

Espero y les guste :

SI TU TE VAS, YO…
Iba vestida de negro con sus alpargatas estropeadas por la tormenta. Se anudó el cabello con una cinta azul y tomó un taxi.
El elevador lo sintió frío y el timbre con los números en ascenso le produjo esa tristeza que provoca el querer no existir , porque simplemente se desea no entender , pues sólo origina , un llanto concreto , amargo que Paulina no podría controlar.
El sexto piso se encontraba silencioso. Giró la llave en la cerradura y al entrar al departamento, se desabrochó las cintas de sus zapatillas. Prendió un cigarro y lo aspiró profundamente. Junto al taburete, tomó una bata que la cubrió y dejó caer su cuerpo en el sillón.
Entonces, sólo entonces, el llanto fue inevitable. Su cabeza se llenó de ausencia. Se abrazó a sus rodillas, Paulina supo desde un principio que las cosas terminarían así, sin reclamos, ni reencuentros.

Recordó la forma en que coincidieron en una ponencia de literatura contemporánea, cuando lo abordó para elogiarlo sobre su novela nueva y su sencillez siendo el escritor sudamericano que era.
Carlos Alatriste se encontraba en el candelero dentro del mundo intelectual y permanecería algunos meses en México.
Una semana había transcurrido cuando Carlos la descubrió vestida de rojo, en una exposición de fotografía, concentrada en el retrato de una mujer indígena cargando a su crío. Horas después terminaron conversando en la cafetería de Bellas Artes. Ella apoyando el rostro sobre sus manos , tan atenta a lo que el escritor hablaba del escritor hablaba a cerca de París y de la prosa de Helena Garro.

“Falleció de una forma extraña, así como alguna vez narró en sus libros, en la soledad, rodeada de gatos y anciana” nombró Paulina con el semblante muy serio.

De frente a la taza de café a medio terminar , Alatriste la observó , sus ojos grandes pero tristes y su gesto profundo cada vez que nombraba las cosas por las que se interesaba. Para entonces él ya se encontraba enganchado con una mujercita a la cual describió como auténtica.

Así que sólo fue el quizá para desearla volver a ver. Y se olvidó por un momento de su vida en Chile, no quiso recordar el nombre de su esposa y se le hizo doloroso pensar en su hijo.

Fueron juntos a la catedral del Centro, estuvieron a punto de besarse en una de las capillas polvorientas en donde el único testigo era la figura de un santo de rostro impasible.

De repente Paulina fue la mejor compañía para Alatriste, en las reuniones de intelectuales y así sin más se convirtieron en amantes.

Si tú te vas, yo me muero” dijo ella con la voz a punto de quebrarse, recordando alguna frase de Garro, cuando Carlos corrió a consolarla. Paulina lloró tanto hasta observar los objetos desfigurados, lloró con tanto sentimiento hasta quedarse dormida.

Al otro día la despertó el ruido de las avenidas. Él aún dormía y por última vez- porque ya había tomado una decisión – admiró el perfil de Alatriste.

No lo hallaría en ninguna parte. Ese día Paulina partía a Cuba, tenía que empacar y tomar un baño. Estaba lloviendo en la ciudad y obscurecía. Iba vestida de negro con sus alpargatas estropeadas por la tormenta. Se anudó el cabello con una cinta azul y tomó un taxi.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues desconozco a quien le escribiste, eso es lo de menos.
Pero sería padrísimo que alguien pueda convertirte en un personaje con características tan interesantes como en este cuento.
A mi nunca me ha pasado que alguien me escriba.
Pero realmente creo que me sentiría especial.

Anónimo dijo...

MI querida hermana, tan soñadora... te por eso te quiero tanto... feliz cumpleaños... cuántos dices?

Anónimo dijo...

Alatriste o Paulina o como lo quieras llamar son personajes que siguen con nosotras por los dias ,como si fueran nuevos amigos ya tan conocidos ,no te preocupes las respuestan llegan solas.

EL OFICINISTA dijo...

Creo que soy menso, no entendí o a caso es muy personal el cuento, no entendí que quede claro. ¡¡¡¡Que alguien me explique!!!!

Talìa Race dijo...

Igual y si .
Pero que te gustó el cuento?,te desagradó?
Lo demás no importa, en realidad lo importante es que opinas de la historia

EL OFICINISTA dijo...

Por cierto.
¡¡¡¡Feliz cumpleaños!!!!
PD. Invita a la fiesta.

EL OFICINISTA dijo...

¡Ándale, ya nos llevamos así!
El cuento no sé si me gusto, puesto que no le entendí, vaya pude ver lo evidente: una chava que conoce a un guey se enamora y luego ese amor es insostenible por cuestiones geográficas, pero fuera de ahí no supe, digo, si hay que saber algo, lo que si sé es que los cuentos no se deben explicar, pero tampoco quiero ser un guey que dice “ no pos está bien chido si le entendí pos’ porque yo entiendo todo” o como canción de Rodrigo González “y aunque no lo comprendían se quedaban como absortos” pos la neta no.
¡¡¡¡Pero que alguien me explique!!!!

Anónimo dijo...

Hola Que tal he llegado por aqui no recuerdo como... muy buena historia corta... cargada de emociones reprimidas y palabras sin decir... Saludos