martes, 19 de agosto de 2008

CINCO PESOS


Y ahí estábamos un martes por la tarde , Anita, Olanda y yo, conversando en un café cualquiera de un Centro Comercial.
Componiendo el mundo, recortando, chismeando, en pocas palabras como sólo nosotras tres podemos platicar cuando estamos juntas.
Y siempre pasa lo mismo, el tiempo transcurre asombrosamente rápido, entre tazas de café y un buen lavadero.
Luego ya no eran las ocho de la noche, sino cuarto para la diez . De pronto la mesera con esa diplomacia indirecta ( de ya ahuequen el ala) colocó la cuenta sobre la mesa.
Ni hablar, ya era medio tarde para un día de principios de semana. Así que pagamos y salimos rumbo al estacionamiento.
Todo iba normal como siempre que nos vemos , nos despedimos planeando otra reunión por lo menos para el próximo mes.
El caso es que Olanda terminó de pagar el estacionamiento de su auto, yo ya me estaba despidiendo, cuando Anita introdujo su boleto para saldar también su cuenta del estacionamiento y la máquina le cobraba cincuenta pesos.
La verdad que no era para tanto, si estuvo caro. Ni que nos hubiéramos tardado ochenta horas. Se suponía que era una hora gratis no?
El chiste es que a Anita le faltaban cinco pesos, “cinco mugres pesos” que ninguna de las tres tenía de más.
Por ahí andaba un poli, que más que poli parecía un alma en pena, en medio del lugar vacío. Y no sé cómo nos veríamos las tres con nuestra cara de desesperación, que se nos acercó. Le explicamos todo, que nos faltaban “cinco pesos” para pagar el mentado boletito.
“No pos deberían cancelar y sacar los 45 de la máquina”,fue lo único que se le ocurrió. De prestarnos tan siquiera de una monedita de a peso, nada. Se hizo el que la virgen le hablaba y se fue.
Y ahora?
No pues hay que pedirle a alguien que ande por aquí -dije
Pero no había nadie , uno o dos coches quizá del otro extremo.
“Bueno pues súbanse a mi coche y volvemos a entrar, no me cobran más porque la primera media hora es gratis, y yo creo que nos encontramos a alguien que nos ayude”, se le ocurrió de pronto a Olanda.

Y ahí andábamos Anita y yo buscando a un dadivoso o a un alma caritativa, que nos prestara una monedita mágica que le sobrara , mientras Olanda al volante daba vuelta para salir. Parecíamos una banda de mafia italiana.
Primero nos encontramos a un señor con cara de buena gente que nos prestó la primera moneda de cinco, faltaban cuatro.
Luego volvimos a ingresar al Centro Comercial y vimos a una pareja de novios .
“A esos, a esos, segurito nos prestan. Se ve luego, luego que tienen poquito tiempo y el novio va a querer dar buena impresión, de que tiene buen corazón y que se compadece”- aseguró Anita rápidamente con su hipótesis medio psicológica.
¿No tienes un peso que nos prestes?
Es que estamos acompletando para pagar el estacionamiento -afirmó Olanda
El muchacho se rió
"Bueno en realidad necesitamos cuatro pesos"- improvisó Ana con carita de inocencia.
El joven volvió a reírse , que digo a reírse a mofarse de las tres en nuestra cara y de muy buena onda sacó una reluciente moneda de cinco pesos que en esos momentos era como un tesoro para nuestras vistas.
Después las tres celebramos como si nos hubiesemos sacado un millón de euros en la lotería, por haber reunido la enorme cantidad de seis pesos ( suma rebasada como en el Teletón) para que Anita pudiese reunir los cincuenta. Y como reímos.


El caso de todo esto, es que en ocasiones, la amistad entrañable no sólo se compone de fiestas y parrandas, también se forma de anécdotas curiosas de las que nos acordaremos mucho pero mucho tiempo después.
Ustedes que opinan?

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Tali,

Que buen comentario , no sabes lo leí y volví a vivirlo jajjajajjajajajjajajajaja.....

Gracias por tu amistad en verdad la valoro mucho y afectivamente sólo a nosotros se nos van las horas como la una taza de café, rápido y delicioso !!!

Las quiero mucho y buena anécdota para recordar por siempre

Anónimo dijo...

Ane

EL OFICINISTA dijo...

es mejor andar sin coche, con 45 pesos te subes 10 veces al metrobus e incluye faje, masaje y sauna.

jajajaja

Talìa Race dijo...

Anita :
Yo también cosidero que eres una maravillosa amistad, al igual que a la Olandina.
Son amistades entrañables.
Las quiero mucho.

Anónimo dijo...

Dicen que las mujeres no paran de hablar cuando están entre amigas
Eso les pasa por platicadoras.
Saludos

Anónimo dijo...

Me hiciste recordar lo miserable que me sentí al no traer cinco pesos extra, jajaja, No la verdad on anecdotas que les aseguro que año tras año lo seguirmos comentando y lo mejor que al paso del tiempo será con nostalgia por todos los recuerdos que nos traeran esas aventuras y agarrense chicas porque seguiran las panchoaventuras!!! Cuidate mucho Talis y gracias por revivir esos momentos....

Olanda

Yvette Pérez de León Villegas dijo...

NO es justo yo no pude vivir eso con ustedes k pena me da. Las extrañe mucho. Talis kiero decirte k eres una niña muy linda y k t kiero muchísimo, las personas k te conocen un pokito más d lo normal terminan adorándot como yo.

Atte: Yvette

Talìa Race dijo...

Yo también te aprecio muchisimo.
Eres una excelente amistad, pero ya verás que en la siguente habrá más panchoaventuras como dice la Olandina.
Un abrazo.