Y al descender los últimos peldaños, sintió su paso tambaleante, hueco... ¿què existía detrás de la nada?...
No iba a llorar, porque aquel llanto dolía, tanto, como para sentirse desarmada entre espasmos y la nada...
Silencio, añoranza... sonreír aunque su esbozo fuera más triste que el propio llanto... seguir... seguir el camino.